El departamento consolida un 2025 con indicadores superiores al promedio nacional, impulsado por la confianza empresarial, la inversión extranjera y la articulación público-privada. Expertos advierten que el reto del país es recuperar la inversión y retomar un manejo fiscal que garantice un crecimiento sostenible en 2026.
En un año en el que la economía nacional ha navegado entre la desaceleración, la inflación persistente y la incertidumbre política, Antioquia se consolida como una excepción positiva. Su dinamismo industrial, el repunte del turismo, la creación de empresas y la llegada de inversión extranjera marcan un contraste frente al comportamiento general del país.
Así se presentó en el Foro Perspectivas Económicas 2026, realizado por la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, ANIF, El Colombiano y el Centro de Valor Público de EAFIT, donde empresarios y analistas coincidieron en que la región atraviesa un momento de fortaleza económica y confianza empresarial que debe mantenerse hacia el largo plazo.
Cifras que hablan de resiliencia
Durante la presentación del informe de coyuntura regional, Fredy Pulgarín Sierra, vicepresidente de Competitividad y Desarrollo Empresarial de la Cámara, destacó que “la economía está muy bien; muestra una estructura sólida y una capacidad de resistencia que pocos territorios del país tienen”, y las cifras respaldan su conclusión:
- La industria manufacturera y el comercio minorista mantienen un crecimiento sostenido -4,5 % en producción y 5,4 % en ventas-, por encima del promedio nacional.
- El sector construcción se recupera con fuerza: el área licenciada aumentó 29,8 % y las ventas de vivienda crecieron hasta 47 % en VIS y 21,7 % en No VIS.
- Las exportaciones sumaron US$6.632 millones a agosto, con un aumento del 21,2 %, frente a un modesto 0,5 % del país.
- La creación de empresas creció 3,8 %, más del doble del promedio nacional.
- Y la tasa de desempleo del Valle de Aburrá, en 6,4 %, es la más baja entre las principales ciudades del país.
Según Pulgarín, “el panorama es muy bueno en el hoy, en el mediano plazo, y las variables de largo plazo también muestran un comportamiento saludable. Tenemos que seguir fortaleciendo la inversión para garantizar un crecimiento robusto y sostenible”.
Uno de los motores de ese dinamismo ha sido la inversión extranjera directa (IED). Antioquia recuperó niveles cercanos al récord de 2019, con US$390 millones en lo corrido del año, un aumento del 160 % frente a 2024, mientras que a nivel nacional la IED cayó 17 %. Para el vicepresidente de la Cámara de Comercio, Medellín y Antioquia son un oasis de confianza, pues la región sigue atrayendo inversión de largo plazo, especialmente en tecnología, servicios empresariales y ciencias de la vida.
Un modelo basado en confianza y articulación
Las razones detrás del buen desempeño de Antioquia van más allá de las cifras coyunturales. Para José Ignacio López, presidente de ANIF, el factor diferenciador está en el modelo de articulación regional: “En Antioquia hay una clase empresarial resiliente y una articulación público-privada que funciona. Esa confianza es la que está permitiendo que grandes proyectos de inversión se concreten y que el empleo siga creciendo”.
López subrayó que Antioquia aporta cerca del 15 % del PIB nacional, que su participación en las exportaciones no tradicionales ya alcanza el 25 % y que sectores como turismo, construcción y servicios avanzados impulsan un crecimiento que, según estimaciones del Banco de la República, cerrará el año con un PIB regional cercano al 3 %, superando el promedio nacional.
El presidente de ANIF advirtió, sin embargo, que este impulso debe consolidarse con inversión: “El país tiene que volver a invertir. Este crecimiento basado en consumo no es sostenible. Necesitamos más de 60 billones de pesos adicionales en inversión para recuperar los niveles prepandemia y más de 100 billones si queremos un crecimiento de largo plazo superior al 3 % anual”.
El desafío nacional: inversión, disciplina fiscal y estabilidad
En contraste con la solidez regional, el panorama macroeconómico nacional sigue mostrando señales de alerta. Juana Téllez, economista jefe para Colombia del BBVA, advirtió que el déficit fiscal y la inflación persistentemente alta limitan la capacidad de crecimiento del país.
“Tenemos un gasto público que no logramos controlar y unos ingresos que no crecen lo suficiente. Este nivel de déficit no es sostenible. Colombia tiene que decidir qué tipo de Estado puede financiar, porque el actual modelo está aumentando el endeudamiento y presionando las tasas de interés”, explicó.
Téllez estima que la inflación cerrará el año en 5,1 % y bajará a 4,3 % en 2026, todavía por encima del rango meta del Banco de la República. En cuanto a las tasas de interés, indicó que el BBVA prevé que podrían descender gradualmente hasta 8,5 % en el segundo semestre del próximo año. “Necesitamos estabilidad fiscal y señales claras para que los inversionistas confíen nuevamente. El crecimiento basado en consumo debe transformarse en un crecimiento impulsado por inversión y productividad”, añadió.
La economista también llamó la atención sobre la presión que el turismo y las remesas ejercen sobre los precios en ciudades como Medellín: “Es una bendición recibir esos dólares, pero también implica retos. Hay que ampliar la capacidad instalada y la oferta de vivienda para evitar presiones inflacionarias locales”.
Antioquia en el mapa global de la inversión
El foro cerró con un llamado conjunto a aprovechar el posicionamiento internacional de la región. Medellín es hoy la segunda ciudad del país en atracción de inversión extranjera después de Bogotá, con el 35,5 % de los proyectos que se instalan en Colombia.
Los sectores con mayor dinamismo son tecnología (35 %), infraestructura y logística (18 %), manufactura (15 %) y ciencias de la vida (7 %). La Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín y el Área Metropolitana (ACI) destaca que hay 240 oportunidades activas de inversión en el pipeline regional, con un valor estimado de US$2.300 millones.
“Estamos llegando al nivel de 2019, antes de la pandemia, lo que demuestra que la estrategia regional de atraer inversión con propósito está funcionando”, concluyó Pulgarín. “La clave ha sido el trabajo articulado entre el sector público, privado y académico. Antioquia demuestra que la confianza y la planificación a largo plazo sí se traducen en desarrollo”.
Una economía regional que inspira al país
El Foro Perspectivas Económicas 2026 dejó claro que Antioquia avanza por una senda positiva que ha favorecido su reactivación: más inversión, más empleo y más confianza. Pero también dejó planteados los retos para el país: reducir el déficit fiscal, estimular la inversión productiva y recuperar la estabilidad de las reglas de juego.
Como lo resumió José Ignacio López, “Antioquia es un ejemplo de lo que pasa cuando hay confianza y articulación. Ahora el país tiene que hacer lo mismo: volver a invertir, recuperar la estabilidad fiscal y apostar por un crecimiento sostenible”.
