
Presentando sus apuestas de seguridad hídrica y protección ambiental, EPM invita a reflexionar sobre la preservación del recurso vital con ocasión del Día Mundial del Agua
A propósito de la celebración del Día Mundial del Agua este 22 de marzo, EPM reafirmó su convicción de que el agua es vida y, porque está en su ADN, recordó que, desde su fundación, protege y gestiona el recurso hídrico con responsabilidad, para contribuir al desarrollo de los territorios y a la calidad de vida de millones de personas, mediante la provisión de agua, la gestión de aguas residuales y la generación de energía eléctrica.
“Hoy, en casi 70 años de historia de EPM, en un camino lleno de satisfacciones y grandes desafíos, nuestra meta es clara: garantizar la seguridad hídrica de las cuencas abastecedoras de nuestros sistemas y embalses, contribuyendo directamente a la provisión de agua potable y a la generación de energía hidráulica, en una gestión sostenible que no solo piensa en los habitantes de hoy sino también en los del mañana”, señaló John Maya Salazar, gerente general de EPM y líder del Grupo EPM.
Por eso, compartió los logros más significativos del Grupo EPM en 2024, cuando concretó nuevas acciones de conservación de bosques, restauración ecológica, reforestación, prácticas sostenibles y compensaciones ambientales en 6.575 hectáreas, superando la meta de 4.492 hectáreas protegidas. Además, entre 2016 y 2024, la cifra de protección hídrica asciende a 139.045 hectáreas, superando en 1.636 hectáreas la meta trazada para 2025, que era de 137.409 hectáreas.

Estos resultados fueron posibles gracias al trabajo articulado que EPM con múltiples actores como: Corantioquia, Cornare, Corpourabá, Corpocaldas y los Fondos de Agua Cuencaverde y Vivocuenca, así como organizaciones comunitarias y los programas como Mujeres Cafeteras y Pasos.
“Por el fenómeno del niño en el primer semestre, el año pasado fue muy retador porque fue necesario desarrollar infraestructura por cerca de 2.9 billones de pesos para afrontar esa temporada de sequía y garantizar la continuidad del servicio para todos los habitantes del Valle de Aburrá. En ese sentido, tuvimos muy buenos resultados, la continuidad se mantuvo en un estándar que superó el 99.97%, la calidad de nuestra agua es 100% apta para consumo humano, y logramos avances muy importantes en el uso eficiente del agua”, comentó Santiago Ochoa, vicepresidente de Agua y Saneamiento de EPM.
Con gestión de agua y saneamiento, EPM provee bienestar
EPM presta el servicio de acueducto a más de 1.450.000 hogares, empresas e industrias del distrito de Medellín y los municipios de Barbosa, Copacabana, Girardota, Bello, Envigado, Itagüí, Sabaneta, La Estrella y Caldas, en el Valle de Aburrá, y el municipio de Rionegro, en el Oriente antioqueño. Desde su creación, ha priorizado la protección de las cuencas abastecedoras que aportan el agua a los embalses de Piedras Blancas, Riogrande II y La Fe, y de las fuentes superficiales (quebradas) que abastecen las pequeñas plantas de potabilización en algunos sectores periféricos del Valle de Aburrá.
Cerca del 90% del agua que consumen los habitantes del Valle de Aburrá, y que abastecen las plantas de potabilización La Ayurá, Manantiales y San Nicolás, proviene del Norte y el Oriente antioqueño, territorios donde se concentra gran parte de las estrategias de restauración y reforestación de ecosistemas que EPM desarrolla, para la protección hídrica que asegura la provisión de agua.

Otras acciones así también se ejecutan en las quebradas que abastecen siete pequeñas plantas de potabilización: Barbosa, San Antonio, Caldas, San Cristóbal, Palmitas, Aguas Frías y La Cascada, que representan aproximadamente 6% del consumo del Valle de Aburrá. Casi el 4% restante proviene de las cuencas Piedras Blancas y La Honda, que alimentan las plantas Villa Hermosa y La Montaña, ubicadas entre Guarne y Medellín, áreas donde EPM adelanta iniciativas de conservación de áreas protegidas.
“En el marco del Día Internacional del Agua, hacemos un llamado para pensar cómo sería la vida si no pudiéramos tener agua, y para cualquiera de los bienes o servicios que necesito cotidianamente. Y desde allí hacer un compromiso personal para cuidarla, preservarla y ayudar a que este gran ecosistema se restablezca y nos pueda dar confiabilidad y sostenibilidad a la generación actual y a las futuras. Esto es un tema de corresponsabilidad y de trascendencia, porque lo que hago hoy cuidando el agua, permitirá que la disfruten mis hijos o nietos”, sugirió Ochoa.
EPM preserva el agua por pura buena energía
La generación de energía en EPM está ligada fuertemente a la protección y conservación de áreas de importancia ecológica. Para la empresa, la gestión integral del recurso hídrico y la biodiversidad son fundamentales para asegurar la disponibilidad de agua, que es la materia prima esencial para los servicios públicos que presta. De hecho, de la una capacidad instalada de generación que hoy tiene EPM -4.559 megavatios (MW)-, el 89% de la energía proviene de fuentes hídricas.

Es decir, EPM transforma la potencia del agua en electricidad a través de sus 28 centrales de generación hidroeléctricas (11 centrales mayores, 10 mini centrales y 7 centrales menores). Un proceso con el que, además de garantizar el suministro de electricidad, contribuye significativamente a la reducción de emisiones, se evita la emisión de más de 6 millones de toneladas de CO2 al año.
“Un objetivo que tenemos es el cuidado de los bosques donde producimos energía eléctrica. Estamos hablando de que en las zonas donde están los embalses de generación, tenemos 25.790 hectáreas que estamos protegiendo para mantener toda la biodiversidad. Otro elemento muy importante es que estamos haciendo tratamiento de aguas para darle nuevamente a los ecosistemas, aguas abajo de los sistemas donde están nuestros acueductos, unas condiciones de agua diferentes a las que recibe el río cuando ya llega con todas las aguas residuales”, explicó Alberto Mejía Reyes, vicepresidente de Generación de Energía de EPM.

Con estas acciones EPM logra mitigar el impacto de los proyectos y la generación de energía, al tiempo que mejora la calidad del agua que regresa a los ríos, fortaleciendo la salud de los ecosistemas y el patrimonio natural del ambiente y los territorios.