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Perspectivas 2024: año de activación de los estímulos monetarios

Julián Cárdenas, especialista de Estrategias de Inversión en Protección.

Por Julián Cárdenas

Aunque a comienzos del año las probabilidades de una recesión eran elevadas, en 2023, los principales bancos centrales a nivel global tuvieron un avance importante en contener las presiones inflacionarias y mantuvieron la actividad económica en terreno positivo. A pesar del ajuste de la inflación, la medida núcleo en el caso por ejemplo de los Estados Unidos (4.0% en octubre) es el doble de la meta de la Reserva Federal (FED) en el largo plazo, lo que ha hecho que la autoridad conserve las tasas elevadas con un costo en términos de crecimiento para 2024. Así, el panorama para el próximo año de alguna manera es que este proceso de ajuste de precios y desaceleración seguirá.

Por ahora, sin recesión, se prevé un escenario de aterrizaje suave de la economía global pues los precios más bajos serán favorables para la renta variable y, en especial, para la renta fija, ante un posible inicio de recorte de tasas en las grandes economías. Sin embargo, este equilibrio es frágil y presenta algunos riesgos por los efectos rezagados de la política monetaria y situaciones coyunturales como las tensiones geopolíticas, elecciones presidenciales en los Estados Unidos y el proceso de reformas en el ámbito local. Aunque por ahora los grandes emisores en el mundo mantienen el tono firme de tasas elevadas, las señales evidentes de desaceleración sumadas a una posible destrucción de empleos, motivarán los primeros recortes de tasas de interés y posiblemente acciones coordinadas de estímulo, con alta probabilidad, en el segundo semestre de 2024.

Ese cambio de marcha generará, como es natural, un aumento en la volatilidad. Posiblemente el próximo año transitaremos niveles de crecimiento más bajos que los actuales, con menores precios y tasas más bajas. Aunque actualmente se mantiene un buen momentum en la actividad para el cierre de año, la magnitud de la desaceleración a futuro es incierta. La reducción en el ritmo de producción industrial, las más apretadas condiciones financieras y el deterioro en las cifras del mercado laboral tendrán un efecto mayor en el enfriamiento de la economía global.

En el mercado local las cifras más recientes de crecimiento económico mostraron un compás más lento a lo esperado debido a una caída importante en la inversión. Esto explicado por el apretón de política monetaria, menor ejecución y ante la incertidumbre regulatoria y política. Así mismo, la menor demanda interna evidenció debilidad en el consumo de los hogares y en las importaciones, lo que contribuirá en un menor déficit de cuenta corriente cercano al 3% para 2023, la mitad de lo registrado el año anterior.

Para 2023 y 2024 esperamos crecimientos económicos entre el 1% y 1.5%, frente a crecimientos superiores a 7% al cierre de 2022.  De cara a la inflación, consideramos que en 2024 se acercará por encima al límite superior del rango meta del emisor (4%), con riesgos al alza por ajustes del salario mínimo, Fenómeno de El Niño y disrupciones en el mercado de energía global. Así, pensamos que el Emisor iniciará pronto su proceso de recorte de tasas de interés, con ajustes entre 500 y 600 pbs en el año, desde un 13.25% actual.

Posiblemente el próximo año transitaremos niveles de crecimiento más bajos que los actuales, con menores precios y tasas más bajas.

Ante la posible mayor volatilidad en los activos financieros que nos puede ofrecer 2024, será importante mantener amplia diversificación en las estrategias de inversión. Aunque en 2023 observamos debilidad del dólar frente al peso, un escenario de mayor debilidad requerirá recortes en las tasas de interés en los Estados Unidos más pronto y en mayor magnitud que en el resto del mundo y también peor crecimiento económico, lo cual en este momento parece no ser el escenario base. Así que ante la incertidumbre frente a la manera en que será el recorte relativo de tasas de interés, la probabilidad de recesión y la incertidumbre frente a las elecciones presidenciales, en Protección consideramos oportuno seguir conservando una participación acorde con el perfil de riesgo en los portafolios de inversión.

Con respecto al frente fiscal, esperamos una mejora para el cierre del presente año debido a los mayores ingresos.  Por su parte en cuanto al comportamiento del dólar, consideramos que con alta probabilidad transitará la primera parte del año entre 4,000 y 4,500 pesos. Hacia adelante, una vez se cumpla el inicio de recorte de tasas, es probable que dichos rangos se moderen a algo más entre 3,800 y 4,300 pesos. El rechazo a la política del Presidente en las más recientes elecciones regionales limita el alcance de las reformas, pero la coyuntura de desaceleración económica, aumento de las necesidades sociales y un posible Fenómeno de El Niño con mayor impacto representa un riesgo hacia medidas más radicales en 2024.

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