En 1918 una de las marcas más reconocidas y queridas por los colombianos inició su historia como un trapiche panelero en la hacienda Riopaila, en el norte del Valle del Cauca. En 1928 el empresario Hernando Caicedo inaugura el ingenio Riopaila y comienza la producción de azúcar en el municipio de Zarzal, que luego, en 1945, se complementaría con Central Castilla en Pradera.
Hoy, 106 años después, Riopaila Castilla es una empresa cuyos números no han parado de crecer. En 2023 vendió $1.6 billones, obtuvo utilidades por $63.000 millones y ha logrado consolidar mercados en 46 países donde consumen sus productos. Los números están representados en 3.681 empleos directos y en cerca de 54 mil indirectos.
Con un 18% del mercado colombiano del azúcar, las cifras de Riopaila-Castilla dan cuenta de una operación y desarrollo ligados de manera indisoluble a las comunidades donde tiene influencia con su operación y para las cuales la empresa se ha vuelto uno de los mayores compradores de insumos para sus plantas de producción.
Riopaila-Castilla se entiende con proveedores en el Cauca, Valle del Cauca y Vichada a los que destinó el 69% de sus ingresos, es decir, la no despreciable suma de $1.1 billones al pago de obras, bienes, servicios e incluso a las familias productoras de caña. Un impacto económico que se ha extendido a otros departamentos como Antioquia donde hoy tiene relación con 77 proveedores de insumos a través de una cifra cercana a los $23.000 millones.
El ingenio le apuesta a que cifras, como sus ventas, crezcan en 2024 un 8% y alcancen los $1.7 billones. El optimismo está soportado en gran medida en un regreso de las lluvias después de un 2023 caracterizado por el fenómeno del Niño y en la fortaleza de sus exportaciones, un aspecto que, según Guillermo Carvajal, Gerente de Asuntos Corporativos de Riopaila-Castilla cuenta con una estrategia ganadora, “La concentración está en enfocarnos en los mercados de valor agregado que son básicamente aquellos países donde nuestro azúcar, con los diferenciales que trabajamos con industrias específicas, puedan tener un reconocimiento adicional en precio, que nos diferencien de otros azucares en el mercado.”
Riopaila-Castilla, más que azúcar
Romper paradigmas parece ser una máxima en una empresa, donde ya no solo se habla de azúcar. Riopaila-Castilla avanza en la diversificación de sus ingresos, unos de ellos la comercialización de energía y la venta de alcohol carburante que ya representan ventas por $160.000 millones.
El compromiso social y ambiental de la empresa se expresa en inversiones ambientales y sociales en 36 municipios que hacen parte de la jurisdicción donde adelanta su producción. En esas poblaciones, solo en 2023 invirtió cerca de $11.346 millones que beneficiaron la calidad de vida de unas 80 mil personas.
Y no es para menos. Riopaila-Castilla a través de su programa “Caminos Rurales” participó en el mantenimiento de 197 kilómetros de vías rurales; y a través de su Fondo Concursable Riopaila Positivo, irrigó con capital semilla por $400 millones a cerca de 40 iniciativas y pequeños emprendimientos.
El reto de Riopaila-Castilla es de largo aliento, en concepto de Guillermo Carvajal su gerente corporativo, “Nosotros no tenemos otra opción diferente que apostarle al desarrollo del territorio y del país, porque nosotros no somos una compañía que la podamos apagar hoy y abrirla de nuevo mañana, sino que esta compañía es de permanencia. Estamos celebrando 106 años y ya estamos pensando en los próximos 106 años.”
