
Santiago Bilinkis, emprendedor y divulgador científico argentino, invita a los empresarios a perder el miedo y empezar a experimentar con la IA. “Nunca hubo una tecnología tan fácil de usar ni tan poderosa para impulsar la productividad”, afirma.
“El 90% de los asistentes al Congreso de Confecámaras no usa herramientas de inteligencia artificial, pero el 97% cree que el cambio que traerá será enorme en los próximos cinco años. Esa es la paradoja del momento que vivimos”, dijo el argentino Santiago Bilinkis, emprendedor y divulgador científico, quien recientemente estuvo en Cartagena como invitado del Congreso de Confecámaras, donde conversó con Valor & Negocios y otros medios de comunicación.
Bilinkis comentó que, aunque todos saben que la ola de la Inteligencia Artificial (IA) será transformadora, la resistencia al cambio sigue siendo el principal obstáculo para avanzar. “Es una cuestión muy humana, pero en las empresas se multiplica por la aversión al riesgo y las políticas corporativas que frenan la innovación. Muchas organizaciones siguen con el freno de mano puesto”, aseguró.
Su diagnóstico es claro: “en los próximos dos o tres años, las compañías que no logren incorporar la inteligencia artificial a su funcionamiento tendrán serios problemas competitivos”, advirtió.
La IA es la tecnología más fácil de la historia
Para Bilinkis, no hay excusas para quedarse atrás: “Esta es la tecnología más fácil de usar de toda la historia, porque su interfaz es el lenguaje natural. Le hablas como hablas, te entiende perfecto y te contesta en tu idioma. Nunca hubo algo así”, afirmó.
Por eso, insiste en que el reto no es técnico, sino cultural: “Lo que hay que hacer es acercar la tecnología a la gente y que pierda el miedo. Que empiece a interactuar. No hace falta usar la mejor herramienta: usar cualquiera ya te pone 100 veces por delante que no usar ninguna”.
Bilinkis recomienda explorar opciones como ChatGPT, Gemini, Claude o Perplexity, pero sin obsesionarse con cuál es la ideal. Lo esencial, dice, es empezar.
IA: una ventaja competitiva imposible de ignorar
El divulgador compartió un ejemplo que, según él, resume la magnitud del cambio: “Una traductora me contó que sus competidores ahora entregan en 48 horas trabajos que a ella puede tomarle varias semanas y cobran una cuarta parte del precio. No es que un robot venga a quitarle el empleo; sus competidores ya están usando inteligencia artificial, y si no la iguala, se queda fuera del mercado”.
Bilinkis apuntó que esa es, precisamente, la manera en que la IA impactará el mundo laboral, no reemplazando de forma directa, sino potenciando la productividad de quienes la adopten primero: “Cuando las empresas tengan que elegir a quiénes conservar, serán los que mejor manejen estas herramientas los que se queden”.
Innovar sin miedo al error
Para el argentino buena parte del rezago empresarial no se debe a falta de recursos, sino a una cultura organizacional que castiga el error: “Innovar es exponerse a fallar, y en la mayoría de las organizaciones el fallo se paga. Nadie quiere ser el que haga algo diferente y quede señalado. Pero con esa lógica, la innovación no ocurre”.
Por eso, con sus planteamientos deja un mensaje que los líderes de las empresas deben subrayar para adoptar en su día a día: hay que incentivar el uso de la inteligencia artificial en sus equipos, permitiéndoles experimentar y aprender junto con ellos.
Democratización y responsabilidad
Aunque reconoce los riesgos éticos y de desigualdad que pueden surgir, Bilinkis destaca el potencial democratizador de la IA: “Hoy cualquier joven en un barrio vulnerable de Bogotá, São Paulo o Buenos Aires tiene acceso gratuito a una herramienta increíblemente potente. Eso, hace cinco años, era impensable.”
Y si bien considera que la regulación es necesaria, es escéptico sobre su eficacia. “El problema es que quienes deben regular no entienden la tecnología. Es muy difícil diseñar políticas efectivas desde el desconocimiento”, señaló.
“Hay que mostrar la tecnología para que la gente pierda el miedo”
Bilinkis concluye con una invitación práctica: “No se puede romper nada. Lo único que hay que hacer es hablar con la tecnología y probar. En mis conferencias siempre hago demostraciones en vivo para que la gente vea que es simple, y se anime. Porque si algo está claro, es que la inteligencia artificial no va a reemplazar a nadie: va a reemplazar a quienes no la usen”.




